G A B R I E L    V I L L A R    

Antecedentes en el campo artístico

Nacido en Rosario en 1984, bajo la influencia artística de su padre desde muy pequeño manifiesta interés por las actividades artísticas.
Comienza a temprana edad talleres de dibujo y pintura. Ya en su adolescencia realiza sus propias pinturas y dibujos a pedido logrando con ellas el inicio de la comercialización de su arte. Pasada su adolescencia se incursiona plenamente en la realización de obras de animales salvajes al óleo y al acrílico buscando lograr en su lenguaje pictórico resultados hiperrealistas.

En el año 2003 viaja a Buenos Aires a perfeccionar su técnica tomando clases con el artista hiperrealista Jorge Rajadell y durante dos años logra destacarse entre todos los estudiantes. A partir de allí, año tras año, organiza diversas exposiciones individuales de sus obras en la ciudad de Rosario, Buenos Aires, la Patagonia, y diversas regiones del país y el extranjero. Poco tiempo después comienza con el dictado de clases particulares de la pintura artística.

Un muy esperado e intenso viaje a Africa en 2015 lo ha hecho vivir en todos sus sentidos, la vida salvaje que visitó, nutrió su espíritu y su concepción frente a estos animales.

En la actualidad se encuentra trabajando en su atelier produciendo obras emblemáticas, y evolucionando bajo la influencia de grandes maestros del arte internacional. Junto a sus obras, en los últimos años ha brindado charlas y clases magistrales en escuelas y talleres de arte.

Su reconocimiento en el país y en el extranjero crece año a año. Entre otras actividades se encuentra especializando permanentemente sus métodos de enseñanza didáctica para sus más de 60 alumnos.

Concepto de su obra

La Tierra madre: nos sostiene, nos sustenta, nos nutre, nos abriga, nos alimenta… Ante esta, todos: somos hermanos…  Gabriel vive esto de manera natural. Una y otra vez, a través de su obra intenta mostrarnos la belleza del mundo animal: la perfección en el ciclo de la vida y la muerte, la cruda e infinita vida salvaje.

Podemos ver la evolución del artista tanto en la expresividad y fluidez, como en su visión de mundo. Pinta lo que admira, lo que ama profundamente y anhela para si mismo…¬ Ve en los animales un ejemplo a seguir, un actuar sin conveniencias, sin juicios: puro instinto…Se pregunta: ¿Por qué, como humanos, perdimos todo eso? ¿Por qué vivimos inmersos en una sociedad desarraigados de la existencia misma? ¿Por qué formamos parte de un sistema lleno de artificialidad?

Busca constantemente encontrar en el acto de pintar, ese mundo de instinto y madre tierra. Busca pertenecer a ese mundo a través de las imágenes y transmitirnos su sensibilidad a estos seres maravillosos que constituyen nuestro planeta; y tienen mucho más para enseñarnos de lo que nosotros, cautivos civilizados de ciudad, podemos llegar a imaginar.

                                                                                                                                Carla Guzardo.